JARDINES
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Abril 2024
«Quienes vean- había escrito Li-, dentro de cincuenta o cien años este jardín recostado contra la montaña, difícilmente percibirán nuestros esfuerzos, el acarreo de tierras, los trasplantes y la lucha de ciertas enredaderas por cubrir los muros bajos del Mirador del Ocaso, cuya redonda ventana hemos hecho semejante al pi para recordar que todo lo que entra y sale de nuestras vidas sigue una pauta circular, y que todo lo que permanece obedece al cuadrado. Ah, quién pudiera, quién pudiera vivir tanto como para ver otra vez la floración de este macizo de Gentileza del Cielo».
Mario Satz
El Jardinero del Chahar-Bagh. El bosque de los leones de piedra.
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Marzo 2025
Los pétalos del ciruelo, que caen livianos, dibujan el viento.
Pia Pera
Aún no se lo he contado a mi jardín
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Febrero 2024
LAS MANOS LLENAS DE TIERRA
En esta estampa huele a tierra húmeda, removida al compás de la azadilla de mano que el jardinero parece manejar con soltura. Está inclinado, a punto de plantar una mata de fresa (Fragaria vesca). Lleva mucho tiempo mejorando esa tierra del bancal elevado, construido con tablas apuntaladas con estacas. Cada año le procura materia orgánica que aumenta la fertilidad del suelo. Hasta tal punto lo ha conseguido que cualquier puñado de esa tierra tiene un color oscuro, casi negro, y un olor dulzón que habla de su riqueza.
Eduardo Barba Gómez
El Paraíso a pinceladas
Cuadro: Jardinero medieval. Anónimo. (Hacia 1670)
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Enero 2024
UN INVERNADERO PARA COLMARLO DE FLORES
En un invernadero nos sentimos a salvo. Protegidos porque nuestras plantas también lo están. Afuera puede nevar, tronar y llover con violencia, pero dentro todo está en calma. Como una burbuja al margen de la realidad, unos pocos milímetros de cristal nos separan del exterior y nos sumergen en un recinto atemporal. Un nuevo brote, una flor, y la planta mira despreocupada hacia el jardín escarchado desde su cálido útero de ladrillo, hierro y cristal.
Eduardo Barba Gómez
El Paraíso a pinceladas
Cuadro: Chica bretona cuidando las plantas en el invernadero. Anna Petersen.
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Diciembre 2023
Como he dicho en un capítulo anterior, hemos perdido el derecho de creer en las divinidades del lugar. Pero en nuestras vidas existen momentos en que desprevenidamente conectamos con lo sobrenatural. Estoy hablando, evidentemente, del tiempo que dedicamos a la jardinería. Porque existe una extraña creencia que yo llamo “animismo del jardinero”. Mirando una planta desmedrada del jardín, decimos “Tiene sed” o “Tiene hambre”, y corremos al cobertizo a buscar una regadera o una pala con fertilizante. Hasta llegamos a decir: “A este rosal le afecta el frío” o “No le gusta el sol ardiente del Mediodía”, etcétera.
El jardinero –ya sea propietario de un parque u hortelano dominguero en los suburbios de una gran ciudad- se da cuenta de que él es un “ser viviente” en medio de otros “seres vivientes”. Durante su trabajo, renueva el vínculo perdido con el ser salvaje que dormita en el hombre civilizado. En presencia de la belleza y del misterio de la naturaleza, recobra eternamente el sentimiento de lo sagrado, como los primeros seres humanos. Sabe que no está solo mientras cultiva el jardín. Sí, todo lo que emprende –plantar un nuevo árbol o sembrar una nueva variedad de lechuga- está sometido a voluntades superiores, a veces imprevisibles, que pueden modificar el curso de los vientos, hacer subir o bajar las temperaturas, introducir de golpe una especie nociva de insectos en el jardín… No puede olvidar que nunca obtendrá un resultado satisfactorio si sólo confía en sus capacidades y su técnica, por más perfeccionada que ésta sea. Lo acepta imprecando al cielo.
Jorn de Précy
El jardín perdido
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Noviembre 2023
Al verse, se ríen: ¡Ja! ¡Ja!
¡Cuántas hojas van cayendo en el parque!
Poeta chino anónimo
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Octubre 2023
Después de saludarme amablemente entró en casa para lavarse las manos antes de comenzar la clase. Yo, en vez de seguirla, permanecí en aquel patio, cuya existencia ni siquiera había imaginado. Era evidente que Odile acababa de regar las plantas, porque la tierra estaba llena de charcos de agua. Decir que estaba sorprendido sería poco. El espacio estaba rodeado por las altas paredes del edificio, que sólo dejaban ver, más arriba, un cuadradito de cielo. Pero la escasa luz que llegaba hasta el suelo bastaba para que prosperase una pequeña jungla. Una jungla, sí, eso es lo que me pareció ese patio lleno hasta los bordes de vegetales. Un pedazo de Amazonia en medio de los miles de muros de hormigón de la ciudad que lo rodeaba. Recuerdo haber pensado en Saint-Preux, el héroe de Julia, o la nueva Eloísa de Rousseau. Concretamente en un pasaje que cuando era estudiante me gustó mucho, donde cuenta el descubrimiento inesperado del jardín de Julia, su bienamada: “Me sentí en el lugar más salvaje y más solitario de la naturaleza, y me pareció que yo era el primer mortal que penetraba en aquel retirado paraíso”.
A mi alrededor sólo había helechos, con la excepción de dos o tres hortensias blancas que, en aquella loca exuberancia, parecían insignificantes. El aire era húmedo, como si con el paso del tiempo las plantas, sobre todo los grandes helechos arborescentes, hubieran recreado en el espacio sombrío y confinado del patio una especie de microclima, hasta el punto de que las macetas y las baldosas del pavimento estaban recubiertas de musgo.
Teodor Ceric
Jardines en tiempo de guerra
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Septiembre 2023
Existen lugares que parecen resistir mejor a dicha destrucción lenta y aparentemente inevitable. Unos lugares que logran preservar su alma y que la idiotez de la civilización no consigue edulcorar fácilmente. En estos lugares la experiencia de la belleza y del misterio viviente del ser es todavía accesible al común de los mortales. Estoy hablando, por supuesto, de los jardines.
Jorn de Précy
El jardín perdido
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Agosto 2023
EL GENERALIFE
En las aristas de las altas cumbres
la última brasa de la tarde humea.
Un silencio de paz duerme en la aldea,
que eleva entre los huertos sus techumbres
y al corazón aquieta una saudade
de beatitud, mientras la sombra oscura,
con su mudo oleaje de pavura,
la soledad de mi aposento invade.
Entre un fresco perfume de jazmines
surtidor de cristal se eleva una
voz, que es como la voz de los jardines,
donde la luna su fulgor destella…
¡Y el ruiseñor y el rayo de la luna
me hicieron sollozar, pensando en ella!
Francisco Villaespesa
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Julio 2023
Un jardín, una cimbreante doncella, un cántaro de vino,
mi deseo y mi amargura:
He aquí mi Paraíso y mi Infierno.
Pero ¿quién ha recorrido el Cielo o el Infierno?
Omar Khayyam
Rubayiat LIV
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Junio 2023
Mientras estaba documentándome para este trabajo, visité el jardín de la hermana Ruth en el monasterio de Mariazell-Wurmsbach, en el extremo superior del lago de Zúrich. No es particularmente grande y tampoco se ajusta a los estrictos modelos de la tradición, pero tiene vida. Aquí es donde se come durante todo el verano, se tiende la ropa, se medita, se pasea, se arrancan las malas hierbas y se reza. Es aquí donde se entierra a las hermanas que han fallecido, se recoge miel, se cosechan manzanas y peras, y donde cada día la hermana Ruth va a buscar las coloridas flores que servirán para adornar alguno de los altares de la iglesia.
Entiendo que la hermana haya encontrado la felicidad en su jardín. Se siente realizada cultivándolo, cuidándolo y atendiéndolo; cuando lo recorre, cuando disfruta de unos instantes de recogimiento en cualquiera de sus rincones, experimenta la paz y, gracias a ello, puede encontrar la fuerza necesaria para vivir en la fe, la esperanza y la caridad.
Regula Freuler
Los jardines de los monjes
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Mayo 2023
La brisa de la primavera refresca el cuerpo de las rosas.
Y en la sombra azulada del jardín, acaricia también el cuerpo de mi amada.
A pesar de la plenitud que gozamos, olvido nuestro pasado.
¡Tan seductora es la caricia del Presente!
Omar Khayyam
Rubayiat – XVII
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Abril 2023
Pero pienso sobre todo en Bomarzo, cerca de Viterbo. Asombrosamente, este maravilloso jardín es totalmente desconocido y no figura en ningún libro sobre los jardines italianos. El príncipe Orsini, quien lo creó en el siglo XVI, decía que era su sacro bosco. Su bosque sagrado. Contrariamente a los grandes jardines de la época, no tiene un diseño geométrico. Tampoco estatuas de Pomona o de Hércules, sino unas esculturas extraordinarias, gigantescas, indescifrables. Unas criaturas talladas en el momento de increíbles metamorfosis. Por su tamaño y extrañeza, despiertan en el visitante un malestar y una inquietud inexplicable. Es un lugar único en el mundo, como todo verdadero jardín. En la entrada, esculpida en la piedra, se lee esta frase admirable por su orgullosa sabiduría:
El bosque sagrado que no se parece a ningún otro más que a sí mismo.
Aquellos extraños jardines estaban hechos para perturbar los sentidos, pero también para revelar lo sagrado que se percibía todavía en la naturaleza y en algunos lugares elegidos, en aquella época tan fecunda en pintores, alquimistas y panteístas. Se trataba claramente sólo del eco del poderoso sentimiento de lo sagrado que conocieron los pueblos de la Antigüedad, pero aquel sentimiento habitaba todavía en los corazones de los creadores de jardines del Renacimiento. El fuego sacro ardía en sus venas, alimentando sueños fabulosos e impulsando la creación de grandes obras del espíritu.
Jorn de Précy
El jardín perdido
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Marzo 2023
En mis recuerdos, el huerto suburbial donde los sábados por la mañana trabajaba con mi padre siempre está soleado. Nos bastaba con ponernos a cavar, regar o rastrillar, el uno al lado del otro, para experimentar una alegría, una ligereza que en la vida ordinaria (él en la fábrica, yo en la escuela) nos resultaba mucho más difícil de hallar. Aquel calor acogedor del sol, decía mi padre cuando estaba de un humor poético, lo compartíamos con los tomates del huerto, los rosales y hasta los lagartos o las ranas, tan sedientas de luz como nosotros. En resumen, que en nuestro jardincito soleado, hirviente de vida, el mundo por fin se encontraba en orden. Y cuando yo iba a pasear con mis amigos por los parque públicos del centro de Sarajevo, después de las clases en la facultad, era en dirección a las partes más abiertas y luminosas hacia donde dirigíamos nuestros pasos: el césped en el que nos tumbábamos a fumar y discutir, durante horas, de política o de libros; los miradores desde donde la mirada dominaba la ciudad que, vista desde arriba, parecía un mundo sereno y perfectamente pacífico; los arriates con sus flores rebosantes de salud.
Teodor Ceric
Jardines en tiempo de guerra
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Febrero 2023
El jardín se adscribe a otro tiempo, sin pasado ni futuro, sin principio ni fin. Un tiempo que no divide los días en horas punta, pausas para el almuerzo, último autobús para volver a casa. En cuanto se entra en un jardín, se penetra en ese tiempo, pero uno no es consciente del instante en el que eso sucede. El paisaje se transfigura a nuestro alrededor. Es el amén, más allá de la plegaria, (…) Pero de repente, me veo obligado a volver al aquí y ahora por la voz sensata y penetrante del teléfono. Quien me llama es un inoportuno. Me habla de un tiempo que tiene principio y fin, el tiempo literal, el tiempo monoteísta, por el que, tarde o temprano, hay que pagar.
Derek Jarman
En Jardines en tiempo de guerra. Teodor Ceric
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Enero 2023
La primera helada invernal llama a la puerta. Esta tarde no se olvide de entrar el limonero con su maceta en la veranda. Sí, como cada invierno, después de tantos años… Todo esto, usted no lo ignora, lo sé, y estas palabras que le dejo no sirve para gran cosa. El jardinero es usted. Yo, incluso aquí, aún a mi edad, tengo la impresión de no ser más que un impostor, un falso jardinero. Siga entonces teniendo paciencia conmigo, Samuel. El cielo anuncia lluvia, la casa está helada y ya es hora de encender el fuego en la chimenea. Lo espero esta tarde para el té. Como siempre, me encontrará acodado a la ventana del salón, mirando hacia fuera, nunca cansado de esperar.
Jorn de Précy
El jardín perdido
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Diciembre 2022
La jardinería es el más puro de los placeres humanos.
Francis Bacon
(1561-1626)
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Noviembre 2022
La Naturaleza germina, florece, te habla. Los rosales están ahí con su fragancia para alcanzarte. Las flores abren sus corazones para mostrarte cómo abrir el tuyo.
Yogi Bhajan (1929-2004)
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Octubre 2022
El jardín es una delicia para la vista y un consuelo para el alma.
Sa’di
(1213-1291)
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Septiembre 2022
JARDÍN
Hay cuatro caballeros
con espadas de agua
y está la noche oscura.
Las cuatro espadas hieren
el mundo de las rosas
y os herirán el corazón.
¡No bajéis al jardín!
F. García Lorca
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Agosto 2022
Después de caminar un tiempo llego al cobertizo;
el Sol se pone detrás de las montañas de occidente.
Hojas de sauce cubren el pequeño jardín;
el estanque está frío y los lotos han desaparecido.
Mis peros y nogales llenos de frutos sombrean el camino.
A lo largo de la cerca de bambú,
los grillos chirrían incesantes.
El verano cambia su cara lentamente.
Ryokan
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Julio 2022
Antes que la sombra caiga,
aprende cómo es la dicha
ante los espinos blancos
y rojos en flor. Ve. Mira.
Luis Cernuda
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Junio 2022
La naturaleza nunca ha traicionado a quién la ha amado.
William Wordsworth
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Mayo 2022
LA NOCHE PURA
Floreció, con la lluvia, en los jardines,
El cándido jazmín de primavera.
La noche, cual profunda enredadera,
Cuaja también en luz claros jazmines…
Leopoldo Lugones
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Abril 2022
LOS JARDINES
Tiempo en profundidad: está en los jardines.
Mira cómo se posa. Ya se ahonda.
Ya es tuyo su interior. ¡Qué trasparencia
de muchas tardes, para siempre juntas!
sí, tu niñez: ya fábula de fuentes.
Jorge Guillén
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Marzo 2022
HERBARIOS
Libro
I
El viajante de los jardines
lleva un herbario.
Con su tomo de olor, gira.
Por las noches vienen a sus ramas
las almas de los viejos pájaros.
Cantan en ese bosque comprimido
que requiere las fuentes del llanto.
Como las naricillas de los niños
aplastadas en el cristal opaco,
así las flores de este libro
sobre el cristal invisible de los años.
El viajante de los jardines
abre el libro llorando
y los colores errabundos
se desmayan sobre el herbario.
F. García Lorca
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Febrero 2022
¡No te desplaces al jardín lleno de flores!
¡Oh amigo! no vayas allí.
En tu cuerpo está el jardín florido.
Siéntate sobre los mil pétalos de loto
y contempla allí la infinita Belleza.
Kabir
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Enero 2022
Planta tu propio jardín y decora tu alma, en lugar de esperar a que alguien te traiga flores.
Jorge Luis Borges
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Diciembre 2021
Nunca había tenido tantas buenas ideas, día tras día, como cuando trabajaba en el jardín.
John Erskine
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Noviembre 2021
HOJAS MARCHITAS
Las rosas en sus troncos se secaron,
los lirios blancos en su tallo erguidos
secáronse también,
y airado el viento arrebató sus hojas,
arrebató sus hojas perfumadas
que nunca más veré.
Otras rosas después y otros jardines
con lirios blancos en su tallo erguidos
he visto florecer;
mas ya cansados de llorar mis ojos,
en vez de llanto en ellos, derramaron
gotas de amarga hiel.
Rosalía de Castro
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Octubre 2021
JARDÍN
Lejos de tu jardín quema la tarde
inciensos de oro en purpurinas llamas,
tras el bosque de cobre y de ceniza.
En tu jardín hay dalias.
¡Mal haya tu jardín! … Hoy me parece
la obra de un peluquero,
con esa pobre palmerilla enana,
y ese cuadro de mirtos recortados…,
Y el naranjito en su tonel… El agua
de la fuente de piedra
no cesa de reír sobre la concha blanca.
Antonio Machado
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Septiembre 2021
EL PARAÍSO RECOBRADO
Hay un jardín en algún lugar,
en el que abundan las aves cantoras,
y fuentes que, al salpicar, empañan el mármol
con un sonido suave y persistente.
De allí huirán la pena y los suspiros,
y no habrá nadie que importune,
salvo quienes, mediante la sencillez,
hayan alcanzado la felicidad.
El corazón sencillo, la mente sencilla
sinceros en su fe y su lealtad,
sin límites en el placer honrado,
deseosos del honrado amor;
Y allí estarás, reina; pero yo,
¿hallaré también la entrada?
¿O tendré que vagar toda la eternidad,
en tu busca, mi amor?
Money-Coutts
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Agosto 2021
Son cuatro las cosas
que hacen revivir
corazón,
alma
y cuerpo:
el agua ,
los jardines,
el vino
y un rostro bello.
Abū Nuwās
Abū Nuwās al-Hasan Ibn Hāni’ al-Hakamī. (747-762 en Ahvaz, Irán, – Bagdad, 813-815), o simplemente Abū Nuwās. De niño trabajó en el zoco de los perfumistas de Basora confeccionando bastoncillos de incienso. Allí se inició su formación literaria, no exenta como casi todos los hechos de su vida, de anécdotas licenciosas. La formación de Abū Nuwās pasó por una etapa esencial para el perfeccionamiento y dominio de la lengua árabe: estuvo un año entre los beduinos, tradicionalmente reconocidos como los hablantes de la lengua más pura y rica. El libertinaje explícito de Abū Nuwās, la manifiesta desobediencia política y religiosa, el escarnio que hizo de los árabes y de su cultura más tradicional, le concedieron una gran popularidad que llega hasta nuestros días. Abū Nuwās fue un hombre de quien pocas cosas sabemos. Fue un poeta, cuyos versos pasaron por más de un oído, una mano y una voz. Y es, en el presente, un personaje legendario.
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Julio 2021
AL ALCÁZAR DE SEVILLA
¡Cuántas apacibles tardes,
en la grata compañía
de chistosos sevillanos
y de sevillanas lindas.
Recorrí aquellos vergeles,
en cuya entrada se miran
gigantes de arrayán hechos
con actitudes distintas!
Las adelfas y naranjos
forman calles extendidas,
y un oscuro laberinto
que a los hurtos de amor brinda.
Hay en tierra surtidores
escondidos; se improvisan
saltando entre los mosaicos
de pintadas piedrecil1as,
Y a los forasteros mojan
con algazara y con risa
de los que ya escarmentados
el chasco pesado evitan.
Duque de Rivas
Romances históricos
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Junio 2021
ESCONDIDO EN LOS MUROS…
Escondido en los muros
este jardín me brinda
sus ramas y sus aguas
de secreta delicia.
Qué silencio. ¿Es así
el mundo?… Cruz al cielo
desfilando paisajes,
risueño hacia lo lejos.
Tierra indolente. En vano
resplandece el destino.
Junto a las aguas quietas
sueño y pienso que vivo.
Mas el tiempo ya tasa
el poder de esta hora;
madura su medida,
escapa entre sus rosas.
Y el aire fresco vuelve
con la noche cercana,
su tersura olvidando
las ramas y las aguas.
Luis Cernuda
Ocnos
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Mayo 2021
VEN, MADRE, A DESCANSAR…
Ven, madre, a descansar de todos tus trabajos
hasta el jardín umbroso que cultivo en mis sueños,
a la luz de luciérnagas y áureos escarabajos
y la mágica ayuda de esos seres pequeños,
los gnomos, que se visten con trajes escarlata
y brotan cuando alumbran las primeras estrellas,
que usan zapatitos con hebillas de plata
sin dejar en el musgo la marca de sus huellas.
Cantarán para ti la cigarra y el grillo,
ocultos entre hiedras, glicinas o jazmines.
Y con las hojas muertas haremos un castillo
con muros almenados en oro y amarillo,
hasta que se deshaga por sobre los jardines
(en tanto la cabeza sobre mi hombro inclines).
Marilina Rébora
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Abril 2021
La naturaleza benigna provee de manera que en cualquier parte halles algo que aprender.
Leonardo da Vinci
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Marzo 2021
«Oyeron luego el ruido de los pasos de Yahveh Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yahveh Dios por entre los árboles del jardín.»
Gén., 3,8.
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Febrero 2021
ODA A LA JARDINERA
Sí, yo sabía que tus manos eran
el alhelí florido, la azucena
de plata;
algo que ver tenías
con el suelo,
con el florecimiento de la tierra,
pero
cuando
te vi cavar, cavar,
apartar piedrecitas
y manejar raíces
supe de pronto,
agricultora mía,
que
no sólo
tus manos,
sino tu corazón
eran de tierra,
que allí
estabas
haciendo
cosas tuyas,
tocando
puertas
húmedas
por donde
circulan
las
semillas.
Así, pues,
de una a otra
planta
recién
plantada,
con el rostro
manchado
por un beso
del barro,
ibas
y regresabas
floreciendo,
ibas
y de tu mano
el tallo
de la astromelia
elevó su elegancia solitaria,
el jazmín
aderezó
la niebla de tu frente
con estrellas de aroma y de rocío.
Todo
de ti crecía
penetrando
en la tierra
y haciéndose
inmediata
luz verde,
follaje y poderío.
Tú le comunicabas
tus semillas,
amada mía,
jardinera roja.
Tu mano
se tuteaba
con la tierra
y era instantáneo
el claro crecimiento.
Amor, así también
tu mano
de agua,
tu corazón de tierra,
dieron
fertilidad
y fuerza a mis canciones.
Tocas
mi pecho
mientras duermo
y los árboles brotan
de mi sueño.
Despierto, abro los ojos,
y has plantado
dentro de mí
asombradas estrellas
que suben con mi canto.
Es así, jardinera:
nuestro amor
es
terrestre:
tu boca es planta de la luz, corola,
mi corazón trabaja en las raíces.
Pablo Neruda
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Enero 2021
EL JARDINERO
SERVIDOR. ¡Oh, Reina, ten piedad de tu servidor!
REINA. Terminó ya la asamblea, y todos mis servidores se han ido. ¿Por qué vienes tan tarde?
SERVIDOR. Mi hora llega cuando la de los demás ha pasado. Dime qué trabajo ordenas al último de tus servidores.
REINA. ¿Qué puedo ordenarte, si es tan tarde?
SERVIDOR. Hazme jardinero de tu jardín.
REINA. ¿Qué locura es ésta?
SERVIDOR. Renunciaré a cualquier otra tarea, abandonaré al polvo mis lanzas y mis espadas. No me envíes a lejanas cortes. No me pidas nuevas conquistas: hazme jardinero de tu jardín.
REINA. ¿Y en qué consistirá tu servicio?
SERVIDOR. En llenar tus ocios. Conservaré fresca la hierba del sendero por donde vas cada mañana y donde, a cada paso tuyo, las flores deseosas de morir bendicen el pie que las pisa. Te meceré entre las ramas del septaparna mientras la luna, apenas levantada en la noche, intentará besar tu vestido a través de las hojas. Llenaré con aceite perfumado la lámpara que arde junto a tu lecho y adornaré tu escabel con maravillosas pinturas de azafrán y sándalo.
REINA. ¿Y cuál será tu recompensa?
SERVIDOR. Que me des permiso para tener entre mis manos tus pequeños puños, que parecen capullos de loto, y para rodear tus brazos con cadenas de flores; que pueda teñir las plantas de tus pies con el zumo encarnado de los pétalos de ashoka, y recoger, con un beso, la mota de polvo que pueda posarse en ellos.
REINA. Tus ruegos han sido escuchados. Serás el jardinero de mi jardín.
Rabindranath Tagore
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Diciembre 2020
Una minúscula flor al borde de un camino lleno de maleza, una pequeña concha en la playa, la pluma de un pájaro, todo ello nos indica que el Creador es un artista.
Tertuliano
Noviembre 2020
JUNTO AL POZO DEL CLAUSTRO TE SUSPIRÉ MI AMOR…
Junto al pozo del claustro te suspiré mi amor
con versos de San Juan de la Cruz. En los tejados
llenos de musgo y de verdín, libros de sol,
amándose también, gorgojeaban los pájaros…
La yerba alta te llegaba-¡qué fragancia
al andar tú!- hasta las glorias de tu rosario
y entre el verdor con oro y entre las flores dulces
como una campanilla se entreabría tu mano.
¡Mano que castigó el beso que te di
entre el rubor ardiente de tu rostro romántico,
que fue camino de tu boca altiva,
agridulce- ¿te acuerdas?- lo mismo que los pámpanos!
Juan Ramón Jiménez
Septiembre 2020
Dios todopoderoso fue el primero en plantar un jardín. Éste es ciertamente el más puro de los placeres humanos.
Francis Bacon
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Agosto 2020
VEO UN VERGEL
Veo un vergel donde ya ha llegado
el tiempo de la recolección,
mas no veo el jardinero que extienda su mano
para recoger los frutos.
¡Qué lástima!
Se marchita la juventud perdida
y queda en mí, solitario,
lo que no me atrevo a nombrar.
Quasmuna Bint Isamil
Quasmuna Bint Isami, poetisa de origen judío que nació en Granada. Se la supone hija del famoso judío Semuel Ibn Nagrella o descendiente del mismo. Se desconocen las fechas de su nacimiento y muerte, así como el lugar de los mismos, pero si fue hija del gran poeta judío tuvo que vivir hacia la segunda mitad del siglo XI.
Algunos autores como Al Maqqari hacen unas breves referencias sobre ella y su poesía que la sitúa en el apartado de los poetas judíos de Al Andalus, y recogen algunos poemas, uno como réplica a otro de su padre, y de otros de tipo amoroso, donde expresa su añoranza por la falta de un amigo o de un esposo.
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Julio 2020
LOS SABIOS…
Los sabios caminan por los jardines.
Rabindranath Tagore
Junio 2020
JARDÍN ANTIGUO
Ir de nuevo al jardín cerrado,
Que tras los arcos de la tapia,
Entre magnolios, limoneros
Guarda el encanto de las aguas.
Oír de nuevo en el silencio
Vivo de trinos y de hojas,
El susurro tibio del aire
Donde las almas viejas flotan.
Ver otra vez el cielo hondo
A lo lejos, la torre esbelta
Tal flor de luz sobre las palmas:
Las cosas todas siempre bellas.
Sentir otra vez, como entonces,
La espina aguda del deseo,
Mientras la juventud pasada
Vuelve. Sueño de un dios sin tiempo.
Luis Cernuda
Las nubes
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Mayo 2020
El mirto, la azucena, el jazmín lozano y el alhelí tienen gran mérito y con él se enseñorea el jardín.
Pero el mérito de la rosa es aún mayor.
¿Acaso es el mirto otra cosa que aroma que se extingue arrojado al fuego?
La rosa, aun marchita, deja en el agua perfume que perdura tras de ella.
El mal de la azucena es muy común: tras un instante baja a la tumba.
El jazmín es humilde en sus orígenes, pero su aroma es solemne y orgulloso.
El carácter del alhelí está trastornado, es como un ladrón, se despierta tras la oración de la noche.
La rosa es la señora de los jardines, aunque es sierva de la rosa de las mejillas.
Yusuf Ibn Harun Al Ramadi
Abu Úmar Yusuf Ibn Harun Al Ramadi también llamado Abu Yenis, el ceniciento, nació en Córdoba. Fue panegirista de Almanzor y uno de los primeros autores de moaxajas, tras Muqadam de Cabra e Ibn Abd Rabbi Hí. Grandes tinieblas cubren la vida y obra de este autor. Ya antes de los disturbios originados por guerra civil, a finales del siglo X, se había asentado en el Reino Taifa de Zaragoza, donde difundió las modas líricas cordobesas y dirigió panegíricos áulicos al primer rey Tuyibí de esta Taifa, Mundir I.
Se supone, gracias a las crónicas de la época, que intervino en una conjura de intelectuales contra Al Mansur, y que descubierta y abortada por éste, Al Ramadi fue condenado a que nadie le dirigiese la palabra bajo pena de grandes castigos, por lo que vagaba como un muerto por las calles de Córdoba. Aunque no se sabe bajo qué circunstancias fue perdonando, ya que un tiempo después figuró en el séquito de poetas que acompañaron a Al Mansur en su expedición a Barcelona en el año 986.
Ibn Hazm narró una bellísima historia de amor. Paseando Al Ramadi por la puerta de los Drogueros en Córdoba, lugar de reunión de mujeres, sus ojos se dirigieron hacia una joven enamorándose inmediatamente de ella. La siguió hasta el río, y como ella notase que la asediaba se volvió y preguntó a nuestro poeta el por qué de su actitud, a lo que éste le hablo de su amor; la joven le rechazó dignamente y el poeta le pidió un favor: “Déjame que te mire”, a lo que accedió la joven, diciéndole además que era esclava y de nombre Halúa (Dulzura), pero no consiguió que le dijese el nombre de su amo, quedando citados en el mismo lugar todos los días. Fue la última vez que el poeta vio a su amada. A partir de entonces, se pasaba el día deambulando entre la Puerta de los Drogueros y el Cementerio de los Banú Marwan, en las proximidades del río Guadalquivir. Pero en ninguna parte se pueden encontrar noticias de la mujer que desde entonces inspiraría todos sus versos.
Murió probablemente en el año 1022 aunque otras fuentes citan el 1013.
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Abril 2020
LENTAMENTE
Cuando el corazón nos duele
por causa de una mujer,
qué dulce es poder tener
un jardín que nos consuele.
A veces, una violeta,
en la más larga avenida,
es buena para la herida
de un corazón de poeta.
Es la fragancia, que envuelve
la pena del corazón,
que hace cantar la canción
de lo que ya nunca vuelve…
Brisa triste, brisa en calma
de mi jardín florecido,
¿dónde encuentras ese olvido
que pones sobre mi alma?
Di, brisa ¿en qué blanco cielo,
en qué fuentes, en qué lumbres
recoges tus mansedumbres
y tus voces de consuelo?
…Pues que tan triste frescor
tienes, violeta, y tú, brisa,
¿a qué quiero la sonrisa
de sus dos labios en flor?
¡Qué dulce es poder tener
un jardín que nos consuele,
cuando el corazón nos duele
por causa de una mujer¡
Juan Ramón Jiménez
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Marzo 2020
El lugar del monasterio en el que uno está más cerca de Dios no es la iglesia, sino el jardín. Allí es donde los monjes experimentan la verdadera dicha.
Pacomio
Febrero 2020
Quisiera que Dios me hubiera hecho jardinero o artesano, podría ser feliz.
J.W. von Goethe
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Enero 2020
EL JARDÍN SUFÍ
Al caer la tarde, con Venus en el horizonte y el azul del cielo parecido al de una llama estática, los amigos se reunían a ensayar un arte de párpados y mohines, serenas posturas de delectación y paz. Por la mañana eran las mujeres y los niños los que recolectaban los jazmines con manos rápidas como gorriones distribuyéndolos en cestos de lustroso mimbre. Cantaban. Cantaban en la lengua de Saadi de Shiraz y de Ornar Jayam:
Por cada diez mil flores,
dos gramos de esencia, amor mío,
De todos tus besos, solo uno, fragante,
me abre el corazón.
La canción iba y venía, se enredaba en las bocas y las sonrisas como las flores trepadoras. Los visitantes, pertenecientes a la sociedad secreta llamada Los Amigos del Jazmín, escogían la víspera para caminar entre las fragantes alfombras y los suspiros del agua. En aquel Chañar Bagh o jardín cuádruple crecían otras flores y frutos, pero únicamente el jazmín los hacía callar. Sentados en pequeñas sillas de madera clara aflojaban sus ropas, entornaban los párpados y permanecían en silencio durante unas dos horas. En mayo los visitaba el ruiseñor, en julio el jilguero y en los meses más fríos la lavandera de larga y movediza cola. Cuando niños, muchos de ellos habían cantado la canción mientras recogían los delicados capullos. Otros, junto a los ardientes alambiques, habían ayudado a sus madres a destilar la esencia para la Casa Real. Entre la infancia y la edad madura las palabras de la milenaria canción cambiaban de sentido, aunque no para todos. Muy pocos, en verdad, percibían en el sólo uno el crecimiento de la U que expandía sus bordes hasta el infinito.
Las mismas palabras significaban distintas cosas en diferentes períodos de nuestra vida y, sin embargo, todo está allí desde el comienzo, pensaban Los Amigos del Jardín. El temblor de la alberca, las hojas del recurrente y dorado otoño, el erguido ciprés, el incansable surtidor. Los amigos tenían por costumbre perderse en el parpadeo de las estrellas, imaginar que el caer de las errantes las traía allí para alojarlas entre las ramas del jazmín, lo que era interpretado como una señal ascendente que cada uno de los asistentes habituales obedecía a su manera. Tomaban algunas de las flores caídas y, sosteniéndolas en la palma de la mano, las soplaban hacia el cielo. Después, en voz baja, casi imperceptible, repetían:
De todos tus besos, sólo uno, fragante,
me abre el corazón.
Orgullosa, gradual, la noche los cobijaba a sabiendas de que habían cumplido su promesa de amor, su propósito místico. Cinco sentidos para cinco pétalos y un hálito de luna que en la primera chispa del sol protegería con bendiciones su secreto.
A la mañana siguiente, cuando los recolectores de flores iban a trabajar, hallaban renovada con creces su cosecha.
Mario Satz
Pequeños paraísos
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